Antonio Cillóniz nos enseña a vivir la muerte
Leer másPoeta / Perú
Consideramos imprescindibles las palabras del poeta Antonio Cillóniz en su intervención en el II Congreso de Peruanistas, Sevilla, 2004:
Espero que siempre haya tiempo y que tampoco falten oportunidades, para que ustedes puedan entrar en contacto con mis trabajos poéticos, bien a través de las librerías o de las bibliotecas.
Todos mis poemas se encuentran recogidos, a la fecha, en tres volúmenes: La constancia del tiempo (Barcelona, Los Libros de la Frontera, Colección El Bardo de Poesía, 1992), Un modo de mostrar el mundo (Madrid, Verbum, 2000) y Según la sombra de los sueños (Madrid, Verbum, 2003). Además, en cada uno de esos volúmenes hay textos de diversos críticos, o del propio autor, que pueden iluminar su lectura.
Por eso, ahora, prefiero aquí sustituir o, si el tiempo me lo permite, posponer mi recital poético, para poder realizar ciertas reflexiones, no tanto sobre mi producción lírica en sí, sino más bien sobre su inserción en su contexto generacional.
En primera instancia, me sorprende sobremanera que la crítica académica, peruana o española, mantenga una actitud de desconocimiento o desinterés acerca de mi labor. Entiendo que las circunstancias que siempre rodearon mi obra hayan podido influir en cierto modo; me refiero por un lado a mi prolongado exilio en España, que me situó culturalmente en la periferia peruana, al mismo tiempo que en la marginalidad española, como un auténtico outsider; y, por otro, a mi carácter, que me llevó a no preocuparme, ni excesiva ni mínimamente, por las políticas de marketing o de relaciones públicas.
A pesar de todo lo dicho anteriormente, debo también apuntar que esta situación denuncia paralelamente una ausencia de tareas de investigación por parte de la crítica.
En justicia y consciente del contenido de su manifiesto ético-poético, hemos asumido el reto de interpretar, aunque brevemente, su obra Opus est poesía completa. (Latín opus + verbo sum (ser/estar: es necesario, hay necesidad). En efecto, era necesaria la revaloración de su obra poética.
Antonio Cillóniz aparece en la antología Estos 13 de José Miguel Oviedo, donde se incluyen a las voces nuevas del 70 en el Perú, entre ellas, de Hora Zero (Juan Ramírez Ruiz, Enrique Verástegui, José Cerna, Manuel Morales, Jorge Nájar, Feliciano Mejía); Estación Reunida (José Rosas Ribeyro, Elqui Burgos, Óscar Málaga, Tulio Mora) y los «insulares” o «sin grupo” como alguna crítica los llamó: Abelardo Sánchez León, José Watanabe y Antonio Cillóniz. Estos “tres últimos” han publicado en editoriales españolas.
José Miguel Oviedo en el prólogo consideró que algunos de los poetas «novísimos” –la minoría– andaban sueltos: son los «independientes” de una época adicta a los grupos, a los libros colectivos, al trabajo en equipo […]. Los «independientes” más puros son Abelardo Sánchez León, aunque frecuente a ambos grupos [Hora Zero y Estación Reunida] sin comprometerse, y Antonio Cillóniz que, por razón de su exilio en Madrid, fue y sigue siendo un marginal.
Sin embargo, hay dos características comunes en toda la producción poética de Cillóniz y que diversos críticos han reseñado reiteradamente: la primera es el carácter atípico dentro del panorama lírico hispanoamericano (esto es, lo que la crítica ha calificado en él como marginalidad o insularidad, tal vez debida a su exilio) y la segunda el profundo sentido ético (esto es, de compromiso social) en toda su poesía. Los tres poemarios citados (Verso vulgar, Después de caminar cierto tiempo hacia el Este y Fardo funerario) –salvo unos pocos poemas de este último libro– fueron escritos durante su primer exilio español.
No obstante, la calidad e intensidad de su obra, como prueban los premios “El Poeta Joven del Perú” 1970, el “Premio Extraordinario de Poesía Iberoamericana” (1985) y el “Premio Nacional de Literatura en Poesía” 2019, en Perú; y, además, las traducciones al italiano, árabe y francés; la crítica especializada muestra aún cierto desconocimiento de su poesía, por lo cual, urge resaltarla dentro de lo mejor del parnaso hispanoamericano.
Antonio Melis señala: “Desde sus comienzos, lo que llama la atención del lector en la poesía de Antonio Cillóniz es su acento profundamente ético. Este rasgo peculiar, junto con otros componentes, vuelve problemática su colocación dentro de un cuadro generacional o de un grupo poético. A mitad del camino, desde el punto de vista cronológico, entre los poetas del 60 y los del 70, se aleja en realidad de ambos” (1).
Por su estética y visión del mundo, o por su no pertenencia a grupo alguno, hay una particularidad que María del Carmen Sotillos, resalta: “Tal vez esas singularidades, fruto del carácter periférico o, si se prefiere, marginal o insular de la poesía de Antonio Cillóniz, sean la causa de la dificultad de clasificar esta poesía que –como dice Víctor Fuentes– ‘no encaja dentro de los esquemas generacionales del Perú ni en los de la Península’ […] y esa falta de adscripción a grupos o generaciones por parte del poeta hace que se traduzca muchas veces en otra marginación, esta vez la de la escasa difusión de su poesía, razón del silenciamiento” (2).
Sin duda que Hora Zero es el grupo poético más importante en su generación, y está próximo Estación Reunida; sin embargo, no son los únicos grupos, falta considerar al interior del país. Hay que revisar precisamente la vigencia de la llamada Generación del ’70. En efecto, un sector de la crítica considera el concepto de las décadas, y continúa utilizando los términos de Generación del ’50, del ’60 y del ’70. En lo que corresponde al sesenta se cita a Javier Heraud, César Calvo, Luis Hernández, Antonio Cisneros, Marco Martos y a Antonio Claros. No obstante, debemos considerar al año 1965 como el momento en el que se produce un movimiento de cambio en la poesía peruana con la participación de otros vates no mencionados por la oficialidad.
Nuestro acercamiento a la obra poética completa de Antonio Cillóniz es oportuno y justo, por cuanto nos ayuda a ampliar nuestra interpretación de sus significados y matices, que de pronto en el tiempo pasaron inadvertidos. Asimismo, nos permite apuntar y esbozar nuevas interpretaciones que pueden ser recorridas más a fondo y quizá con provecho para ser felices como lectores.
Alberto Escobar en la Antología de la poesía peruana, tomo II, señaló que Cillóniz logra en su obra hallazgos valiosos, entre los cuales la sencillez de su arte, el dominio de la norma coloquial y la capacidad para interpretar la anécdota con un nuevo sentido, son rasgos sobresalientes.
ANÁLISIS OPUS EST POESÍA COMPLETA
La obra poética completa de Antonio Cillóniz se titula Opus est poesía completa (1965-2016) y está compuesta por los tomos: Mañanas de primavera, Mediodías del verano, Tardes de otoño y Noches del invierno.
Tomo I. MAÑANAS DE PRIMAVERA
Cillóniz, en este apartado, da vida a sus poemas porque la poesía si no se lee, está muerta. La literatura es para leer, por eso no cae en el lenguaje iconográfico lo cual aumentó en algunos bardos de su generación y dista de la escritura en sí. Sabe que la palabra es el instrumento únicamente válido y de certera expresión en la poética que tiene proyecciones universales. Así, aumenta el interés por la lectura filosófica que concentra y estremece en su mensaje de contenido social con referentes históricos y que buscan la simetría actual sobre todas las espadas.
De Lugares de la utopía, analizamos Verso Vulgar (1967), que es un libro anti dictatorial, antifranquista, y expone las calles de Madrid, y se suma a la ruptura de la poesía peruana iniciada con El consejero del lobo de Rodolfo Hinostroza en el 64, y luego la hace Lucho Hernández con Las constelaciones (1965). Además, Antonio Melis considera que se da “Una mezcla fecunda de confianza y temor hacia la palabra y alimenta toda la poesía de Antonio Cillóniz, desde Verso Vulgar, que en el lejano 1967 afirmó su presencia original como miembro heterodoxo de la llamada “generación del 70” (3). Al final, después de una larga lucha puesta en escena en sus poemas, triunfa siempre la voluntad de la escritura, a través de una terca construcción formal que se opone al vacío y al dominio inerte de la angustia personal y colectiva. Frente a una realidad que parece cada vez más desmoronarse y vaciarse de significados, el poeta opone su voz esencial. El proceso de eliminación sistemática de todo lo que no resulte estrictamente necesario para detectar la verdad profunda llega en este libro a su culminación estilística.
Palabra amada
Una palabra de más
y hallaremos
perdida la esperanza.
Tan sólo una palabra oscura
bastará.
Sólo la palabra clara
bastará.
Cuándo podré por fin
escribir tu secreto nombre
palabra amada.
La poesía de Cillóniz siempre trae novedad, por eso es un poeta de mayores sones y en sus cambios presenta una permanente visión del mundo que transmite e impregna su poesía de “valores humanos”, por cuanto para él, siempre es un “buen momento” para escribir temas sociales, porque jamás se agotan.
Vestigios de los antepasados
Dicen que nos traen regalos
y hemos de enterrar hasta el último grano
de maíz dorado.
Que vienen en son de paz
y guerrean.
Nada traían. Se repartieron todo
el aire, el mar, la tierra y sólo
al cielo nos dejaron con su dios
sin tener adónde ir, adonde
jamás volver.
¿Acaso fue la madre la vicuña de las pampas
o fue acaso el padre
el guanaco de los montes?
Acaso son los hijos
un montón de huesos
que hollamos enterrados.
Notamos que el poeta siempre ha buscado la unidad de sus poemas independientemente y también consecutivamente, uno tras otro, así publicó Los dominios (1975) el cual es la colección de poemas que incluye el contenido de sus dos libros anteriores Verso vulgar y Después de caminar cierto tiempo hacia el Este, además de Fardo funerario.
En Tocando un espejismo, advertimos que la mayoría de los poemas de Una noche en el caballo de Troya, fueron escritos durante su nuevo exilio en España. En esta obra se integran las características que se exponen en los tres poemarios anteriores y donde aparecen por vez primera sus experiencias políticas durante el proceso revolucionario peruano.
Juan F. Villar-Dégano (4) a propósito de Una noche en el caballo de Troya, manifiesta que todo viaje tiene un norte y cualquier tránsito por la poesía es bucear en la «otra forma de conocimiento», un ejercicio, que el poeta, lector de sí mismo, emprende antes, luchando contra la palabra y el sentimiento –tan escurridizos ellos–. También contra las convicciones de siempre. Nunca hallarán mis labios evidencia, sin pretender sólo eso, una lucha contra los recursos y experiencias encontradas, y otros nuevos recursos y experiencias que el poeta se esfuerza por canalizar, vivencias que pugnan por buscar un cauce, unas veces con plenitud: “De profundis”, “Madrigal”, y otras con el prurito del desasosiego poético, virus con el que Antonio Cillóniz viaja hacia fiebres aún más altas, cabalgando en el interior de su «caballo de Troya».
Arcano mundo (fragmento)
Los días
de las gloriosas epopeyas
han pasado:
ya no veremos
levantarse
el humo de las antorchas
al pie
de las
escalinatas
de los
templos
ni las ninfas de blancas túnicas
ceñidas a la cintura
venir
descalzas y bronceadas
a ofrecernos
una copa de vino
–para siempre
sonrientes
en sus ánforas de barro–
vino y agua,
flores y uvas
en sus cestos de mimbre….
En la estancia Salvo este oasis incluye a los poemarios Simetrías, Como espadas de Damocles y Panteón. De verso limpio, alejado de experimentaciones. “Cillóniz es un poeta realista y crítico. Adjetivar el realismo es una tautología obligatoria si tenemos en cuenta los cuantiosos “reflejos fieles” que lo han degradado a simulacro especular apologético. La visión materialista del poeta abarca la historia vasta y global y la pequeña historia humana de la cotidianeidad. En esas direcciones, la utopía de cada instante es la lucha que prepara la fiesta que ilumina benjamineanamente el “sentido histórico”, como advirtió el gran Alejandro Romualdo.
Además, toda poesía, en su facultad lírica, nos reconcilia con nosotros mismos y nos devuelve la posibilidad de comunicación e integración humana. Este acercamiento, como se reconoce, no es fácil de comunicar, por eso, siempre la misión del poeta ha sido, y es, nombrar a la realidad a través del instrumento de la palabra y volverlo susceptible de comunicación.
Del poemario Salvo este Oasis, y del apartado Simetrías, selecciono el fragmento del poema:
Sujeto de conocimiento
Me embarga un optimismo desconfiado.
Quiero estar seguro de mis dudas.
Por cada rosa que nació de lirio
y se hizo ortiga.
Tal vez ahora
por un entusiasmo escéptico
quisiera mecerme ente cunas de palabras
que son los ataúdes para cada objeto.
Planteo mis conclusiones siempre
tan solo como premisas de mis hipótesis.
Tomo II. MEDIODÍAS DEL VERANO
Cillóniz siempre busca la palabra concisa aun cuando su temática tenga variantes. Esto se debe al pragmatismo con el cual asume el oficio de ser el escriba que refleja la realidad y deja huella en cuanto la poetisa. Son estéticas y éticas de compromiso y del deber, del cual, con certeza podemos afirmar que tiene dominio sobre sus poemas en este eslabón que constituye su poética de realización hispanoamericana.
De Mediodías del verano selecciono el libro Un modo de mostrar el mundo que está compuesta por Huellas de la mano de la escritura, Soñodor o la estética del trabajo, Del sueño de los poemas y otros dominios. A través de los cuales, el autor nos ofrece su personal visión del mundo y la concepción artística que este le sugiere, de modo que cada apartado de estos libros y cada libro en sí, actúa como un horizonte independiente y como continuación de secuencias temáticas.
Al revisar el libro Un modo de mostrar el mundo y su poemario Huellas de la mano en la escritura identificamos al siguiente poema:
Ética poética
Acorralado
siento la soledad de un preso
a duras penas condenado
a ver por las rendijas de sus ojos
el día pero no los años,
la noche pero no los sueños,
las sombras pero no los cuerpos.
Y entre rejas, que son mis versos
–con sus mismas muñecas como esposas
y grillos ambos pies–,
hasta soy prisionero
de mis propias palabras.
A veces le hablo a las paredes
incluso cuando callo
y estas cuatro paredes me comprenden.
Por eso yo las amo.
No piensan aunque sé que existen
y entre ellas vivo preso pero libre.
Cuando Cillóniz lanza su poética, entre España y Perú, el panorama poético español estaba marcado por la aparición de los Nueve novísimos de José María Castellet (Barcelona, Barral, 1970). En Perú, con valor antológico democrático, aparecerán presentados por José Miguel Oviedo Estos 13 (Lima, Mosca Azul, 1973). Ambos grupos poéticos, así como las tendencias que representan, deberán tenerse en cuenta para valorar la originalidad y el carácter anticipador de la poesía de Antonio Cillóniz, un poeta que, perteneciente a esa generación del 70 (o del 68, como prefieren algunos) ha sido calificado como poeta «insular» y «marginal», portador de una obra personal y coherente, próxima a una realidad de la que da cuenta con minucioso rigor, pero también con alta conciencia del instrumento lingüístico utilizado como ejemplarmente los muestra el poema que acabamos de revisar “Ética poética”.
En los libros Ecos del silencio (inicio) y Como fruta madura (final), los textos que presenta el vate Cillóniz, contemplan elementos retóricos o estilísticos, que lo caracterizan desde su observación de la realidad inmediata, física y geográfica. Éstos, constituyen su experiencia vital, construida desde su sensibilidad y su ideología.
Tomo III. TARDES DE OTOÑO
La poesía de Antonio Cillóniz, llega a conjugar la sensibilidad social con la fuerza de la disconformidad individual, de manera que su canto es de todos los hombres que labran una sociedad más justa y equitativa. A veces, aparece entre palabra directa como Brecht y punzante como Maiacoswsky en modo peruano. Su temática es variada de hechos y destrezas. Orgulloso de su firmeza, muestra el estandarte de lo mejor de su poética, aun en la tierra ante las máscaras dominantes que caen cuando lo sienten victorioso, nunca vencido.
Al analizar el libro Otra versión de la historia, y, en particular, su poemario Ciertas destrezas ignoradas por los monos, notamos que el poeta Cillóniz desarrolla una poética-ética, más aún si se trata de medir o emparentar al hombre con la naturaleza. Ciertamente, la evolución es una capacidad inherente a los seres vivos. La literatura tiene que ser conocimiento también, para explicar la transformación y diversificación de las especies, porque estamos rodeados de seres vivos y las investigaciones continúan en todas las disciplinas biológicas.
No solo la ecología sino también la filosofía, reconocen a la teoría de la evolución de las especies, la cual actualmente combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel, y otros avances posteriores en la genética. Leamos el siguiente poema:
Brevísima sinopsis de la evolución de las especies
Los animales se preparan
para parir
o desovar.
Los animales están preparados
bien para desovar
o ser ya devorados.
Ésa es la única ley en la Naturaleza:
Sobrevivir
y llegar a reproducirse.
También es la contingencia de la propia Naturaleza:
Siempre permanecer
fiel a ella misma
en unos que ya han sido,
en otros que serán
y en aquéllos, que nunca fueron.
Porque no hay otro tiempo
ahora, fuera del ahora.
Uno de los principales problemas que tiene que enfrentar el hombre moderno, es el fenómeno de explosión demográfica que se inició en la década del cincuenta del siglo pasado. El hecho de que en ciertos periodos la población crezca más aceleradamente que lo normal, origina la existencia de un estudio observacional, analítico, y longitudinal prospectivo. Así sucedió en los años 1960, 1980 y 2000, entonces aproximadamente 20 años más tarde conglomerados estarán presionando por construir casas en las ciudades y en los arenales. Asimismo, demandan participación en el mercado laboral, lo cual, evidentemente, lo harán en condiciones de mayor competitividad.
En Según la sombra de los sueños incluye los apartados: Así en la tierra, Máscara de dolor y gozo, Su propio afán. En este último texto, una de las nociones que más preocupa al poeta y, en consecuencia, a nosotros los humanos, es el Tiempo. A éste, lo consideramos como el período de duración de una persona, suceso u objeto, así también como el período que ocurre entre un acontecimiento y otro. Es decir, son nuestros conceptos interpretativos.
El estudio del Tiempo, desde los albores fue ejercido por la Filosofía (principio de todas las ciencias) lapso en el cual numerosos pensadores han emitido sus conceptos, ideas y percepciones del fenómeno físico denominado tiempo. En este sentido, la Filosofía distingue tres principales visiones sobre el asunto tiempo, las cuales corresponden a Aristóteles, San Agustín y Kant. Revisemos de Su propio afán el poema:
La Medición del tiempo
Todo es presente para el tiempo,
cautiva suspensión de eternidades;
aun cuando estén ausentes
futuras y pasadas existencias.
Mañana –demasiado pronto–
será pasado para algunos
o –demasiado tarde– ayer ha sido
futuro siempre de otros.
Rama de primavera
que alienta en el otoño,
cenizas que arden todavía,
ya que todo se muestra en cada instante,
aunque sean nostalgias o esperanzas vanas.
En el libro Venturosa morada, se incluye el libro Victoriosos vencidos (Hipocampo Editores, 2016) el cual está compuesto por seis poemas de largo aliento, en los cuales el poeta levanta su voz ante las injusticias que han hecho y hacen, lo que es el mundo actual. En el primer poema “Cantoral de la doctrina Monroe”, aborda la política expansionista de Estados Unidos. A este estilo, Alberto Escobar consideró “dominio de la norma coloquial”, y también incluye los rasgos que encontró Blanca Varela: “la paradoja, el humor negro, la crítica social”. Cillóniz aborda en estos textos el tema de los campos de concentración y de exterminio nazi, las falencias del capitalismo, el nuevo circo romano, la demagogia, la democracia, las migraciones forzadas, la crítica al triunfo de la Colonia en el poder. “No pisarán jamás / ni un solo pensamiento nuestro / esparcirán los sesos y las vísceras / pero no llegarán / no llegarán jamás / a tocar nuestras almas”, dice el poeta guiado por algo superior como el que viene del simple producto de la conjunción de poesía y vida.
Tomo IV. NOCHES DEL INVIERNO
En la mayoría de los libros incluidos en este tomo, muestra poesía austera de adjetivos, a veces tiernos y con realismo social. Son poemas bien estructurados y superan los asuntos autobiográficos por temas más plurales y universales, pero sin alejarse de su espíritu crítico para el orden o naturaleza establecida.
Analicemos Ascuas lejos de la hoguera: Entrada al otro mundo en la cual identificamos un poema emblemático sobre el terremoto de Chincha, Pisco, registrado el 15 de agosto de 2007. No olvidaremos que fue uno de los terremotos más violentos ocurridos en el Perú en los últimos años, sólo siendo superado por el terremoto de Arequipa de 2001; pero no fue el más catastrófico, desde ese punto de vista el terremoto de 1970 que produjo miles de muertos.
A las víctimas del terremoto de agosto de 2007
De las paredes se desprenden
marcos de puertas y ventanas,
la gravedad arrastra con el techo
el cuerpo confundido entre los muebles
de una madre a sus hijos abrazada.
Estallan los cristales,
peldaño tras peldaño van cayendo
las escaleras,
hacia un abismo en vilo de las sombras bajan.
Cede el piso y se caen las paredes
como esas torres hechas con los naipes.
Y al retirarse el mar las algas quedan
en el fango con peces enterrados,
la cal deshecha junto al lodo y el salitre,
entre las porcelanas rotas de los baños
y las tuberías de plomo retorcidas.
Todo polvo se vuelve barro
donde la vida sólo sobrevive
ante la sombra sola de la muerte,
cuando esa polvareda
que no acaba de posarse nunca
es la enorme sepultura
que flota aún en todo el aire.
Asimismo, en Ascuas lejos de la hoguera, en el apartado Aires de familia se percibe que de recorrer y vivir intensamente, se vuelve a las identidades. Pues cuando tenemos conciencia y el sentido de la vida, buscamos a la identidad porque tenemos memoria, sin ella, sería imposible nuestro propio reconocimiento. De hecho, cuando alguien pierde la memoria pierde el elemento esencial de sí mismo. Por eso, Cillóniz poetiza a la “soledad y lejanía” y se ubica Entre el cerro Queneto y el río Matagente y más propiamente se ubica en espíritu y cuerpo reviviendo entre De Virú y El Carmen. Es decir, vive de Perú. Así, es fácil interpretar su sensibilidad humana y agradecida que ostenta “Detrás de la mirada”.
Antonio Cillóniz ha logrado que su obra alcance altas formas, y también el más auténtico y ético fondo. Por ello, con solvencia temática y académica aborda temas sobre el universo y su totalidad, poetiza temas trascendentales como: Identidad científica, Identidad cósmica, Identidad natural, Identidad temporal, Identidad espiritual, Identidad metafísica. Con su poética “algo nos identifica”.
En el libro intitulado Temblor de un fuego en sus cenizas en el apartado Lo que el otoño deja vuelve con fuerza al tema a los parajes de la madre naturaleza fijándose en los Horizontes rústicos, con Los animales, Los hombres y La naturaleza hasta que apareció el hombre, o sea la Aparición del observador en el paisaje.
Son varias las naturalezas que el poeta reconoce, conceptualiza y categoriza. Aplica la lógica del pensamiento y la filosofía interpretativa, en ejemplos como los siguientes fragmentos: Ninguna telaraña se parece / a otra, aun tejida por la misma araña (“I. Naturaleza objetiva”). Alguien me preguntó / ¿hasta dónde alcanzará tu vista en un día claro de verano, / como hoy (“II. Naturaleza interior”). Llegué a riberas, ascendí a montañas / y me adentré en los valles / y en parte alguna vi / ni círculos perfectos / (y en ellos / ni diámetros, ni radios, ni tangentes), / ni cubos, ni octaedros, ni ángulos (“III. Naturaleza humana”). Al abrir la ventana de mi cuarto he visto / una nube con una forma nueva / y, paralelamente, yo he tenido / una imagen distinta de la vida (“IV. Naturaleza doméstica”). El sol desciende por el aire / hasta apresar las cosas / en una superficie iluminada (“V. Naturaleza subjetiva”). No sé bien cómo ha sucedido, / pero de pronto estoy en plena selva (“VI. Naturaleza extraña”). Un hombre / que ve cien pájaros parados / en la copa de un árbol / es un hombre que ve / un solo pájaro en cien árboles / y son también cien hombres viendo / un pájaro en cada árbol (“VII. Naturaleza metafísica”). Lo mismo / que todo el universo desde fuera / es una gota de rocío y ésta / desde dentro semeja un firmamento, / la realidad ahora / es esta página / que intenta reflejar la realidad (“VIII. Naturaleza literaria”).
Finalmente, en el libro Arrabal de senectud, en la sección Antes que cante un gallo, vuelve el hombre intensamente buscado y encontrado hasta la celebración como ocurre en el siguiente poema:
Lo que soporte el cuerpo
Casi todos los días me levanto,
ando y me visto solo
por rellenar un traje
que recubra mi pobre desnudez.
Sin ánimo de yo lucirlo
ni propósito de ante los demás mostrarla,
así salgo a la calle
y camino hacia el infinito, adonde
siempre doy con mi sola sombra,
que es como un faro, puesto
no para ver,
sino para que vean todos
adónde estoy.
CONCLUSIONES:
La poética de Antonio Cillóniz, cumple con la función de la literatura. Logra con su lenguaje retornar lo que recibió, devolver lecturas, reintegrar la capacidad de haber realizado estudios, que le han permitido, primero, saber leer; segundo, saber escribir; tercero, conocimientos técnicos que le han permitido vivir y escribir a la altura del hombre y sus circunstancias.
En la mayoría de sus contenidos es evidente la preocupación social, política, pero siempre envuelta en la emoción, para huir del panfleto. La marginalidad inaugural persiste como temática en su obra.
Coincido con Alejandro Romualdo cuando, en relación a la poética de Antonio Cillóniz, escribió: “La crítica más calificada advirtió esta presencia particular que, por ligereza o prejuicio ideológico, no se dejaba sentir en las antologías, las polémicas o los manifiestos que por esa década sonaban en los círculos literarios. La marginalidad obraba sobre este poeta de manera muy especial: lo mantenía por encima del alboroto, de los rencores distritales y el ejercicio iconoclasta, y a la vez le confería un ángulo de visión diferente y de aguda penetración en la realidad histórica.”
Los cuatro Tomos reúnen más de treinta títulos de su poesía, muestran una asombrosa pluralidad en los «modos” (estilos, retóricas) a través de las cuales aborda tropos determinados. Desde un discurso abierto repliega su expresión hasta otro nuevo, críptico construyendo una obra que sorprende por su versatilidad de orfebre. Cada poema de Cillóniz, como menciona Mauricio Medo, constituye una unidad que, a su vez, se vuelve en arte y parte de una poética a la que me permito denominar como “caleidoscópica”.
Cillóniz, Antonio (2016). Opus est. (Tomos I, II, II, IV): Mañanas de primavera, Mediodías del verano, Tardes de otoño y Noches del invierno. Lima, Hipocampo editores.
Escobar, Alberto (1973). Antología de poesía peruana (Tomo II). Lima, PEISA
Oviedo, José Miguel (1973). Estos 13. Lima, Editorial: mosca azul editores.
Melis, Antonio: http://cilloniz.com/index.php/criticas/item/antonio-melis-2
Medo, Mauricio: http://www.antoniocilloniz.com/index.php/criticas
Sotillos, María del Carmen: http://www.antoniocilloniz.com/index.php/criticas
Villar Dégano, Juan F: http://www.antoniocilloniz.com/index.php/criticas
Romualdo, Alejandro: http://www.antoniocilloniz.com/index.php/criticas
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