Jonathan R. Mostacero

Poeta, Filósofo, Crítico literario / Perú

APROXIMACIÓN A LA ÉPICA POLÍTICA DE ANTONIO CILLÓNIZ

Alcanzar un grado de trascendencia en la poesía peruana es un trabajo arduo y, en cierta forma, adventicio. Las grandes lumbreras de la poesía peruana como Eguren, Vallejo, Adán y otros tantos, además de su talento, tuvieron la fortuna de ser descubiertos o reivindicados por una crítica o grupo selecto quien apreció su lírica. Eguren tuvo el respaldo de Colónida, Vallejo, la tenacidad de Georgette Philippart, y Adán, los laureles de Mariátegui, Sánchez y otros. Sin embargo, algunos otros seres con un magnífico talento no fueron promovidos como algunos de nuestros más excelentes líricos, probablemente por la insuficiente crítica literaria y trabajos intelectuales al respecto. En este sentido, un poeta como Antonio Cillóniz ha sido uno de esos valores líricos que poco a poco vienen siendo revalorados e incorporados al canon literario. Aparecida a fines de los años sesenta del pasado siglo, la poesía de Cillóniz destacó siempre por su compromiso político sin descuidar la depuración del estilo. En él parece sintetizada la tal vez ilusoria polaridad de la Generación de los cincuenta en la que se interpretó una poesía pura enfrentada a una social. No es nuestro afán en estas breves líneas abordar un análisis sobre la extensa producción poética del autor, sin embargo, como ya lo hemos mencionado en anteriores estudios, de entre el vasto vocabulario de estilos que fue adoptando a lo largo de los años para expresar su preocupación por la condición social del país y el mundo, el tono épico es en el cual el poeta alcanza su cima artística.

La epicidad en la poesía de Cillóniz proviene de una larga tradición de la cual podríamos encontrar en Whitman a su creador moderno y a Pound, Saint John Perse, Neruda o Evtushenko como continuadores. No obstante, la épica de Cillóniz posee un rasgo característico que la distingue, su dialéctica. Esta se observa desde la forma hasta lo más profundo de su mensaje. En uno de sus más famosos poemas, “El anónimo de Lima” del libro Una noche en el caballo de Troya de 1987 encontramos los siguientes versos: “Yo escribo aquí desde una casa / lóbrega y oscura / para un niño rubio de Missouri / que espiga una llanura / amarilla de trigo bajo el sol”. En lo citado se exhibe al locutor redactando unos poemas desde un ambiente sombrío para una figura luminosa y lejana como lo es aquel rubio niño campesino. En la figura realista del espigador puede contemplarse una manifiesta crítica social, sobre todo si se lo compara con el famoso y polémico cuadro de Millet “Las espigadoras” de 1857, incómodo para la aristocracia francesa de su época. Posteriormente menciona: “Y escribo también para el viejo / negro/feo/enfermo de Brooklyn / que no sabe leer”. La imagen grotesca del feo anciano negro se contrapone a la del pequeño rubio espigador en una pronunciada antítesis. Podría sumarse a lo anterior la presencia del analfabetismo, cuestión que aumenta la condición de humildad y desamparo. Mas, en ambas latitudes, tanto en la niñez como en la vejez, tanto en el blanco como en el negro existe la miseria. En su orfandad, el locutor busca representarlos, expresando las vivencias de estos seres comunes.

Los versos finales constituyen una suerte de arte poética muy presente en la lírica de Cillóniz: “Yo escribo / para los que no saben que yo escribo / y ni siquiera que existo”. La paradoja en cuestión alude a la visión social del poeta, pues el viejo analfabeto o el niño campesino son el verdadero alocutario de su poesía, mas estos nunca la oirán ni sabrán de la existencia del emisor. En esta narración de sucesos tanto el poeta como los héroes del poema quedarán en el anonimato, pues se detalla una épica del hombre de la clase obrera. Así, la épica no se vinculará más con la aristocracia guerrera, pues esta ya solo lucha por sus propios intereses. El hombre anónimo del pueblo es quien verdaderamente lucha por valerse en el mundo posmoderno. En Un modo de mostrar el mundo, obra publicada en el año 2000, el poema que da título al libro y uno de los más memorables menciona en su segunda parte unos versos que nacidos de un malestar individual, buscan paliar la miseria social: “Yo plasmo mi desolación / en estas palabras / En estas palabras que después tropezarán / con gente en busca de consuelo”. La claridad de la anterior idea asume la finalidad del arte para el poeta, quien considera su deseo de acompañar con su poesía al interlocutor a pesar de ( ) la soledad que muchas veces pueda envolverlo, producto del oficio de la escritura: “Para que al menos en la soledad de mis palabras / alguien pueda sentirse acompañado / más que yo de mí mismo”.

De esta forma, en aquella suerte de arte poética se encuentra confirmada la constante humanista y visión social característica del autor, cuestión que indefectiblemente vincula al poeta con la tradición de César Vallejo, Alejandro Romualdo, Javier Heraud, Leoncio Bueno, Cesáreo Martínez y otros tantos. Obras representativas de Cillóniz como Verso vulgar (1968), Después de caminar cierto tiempo hacia el Este (1971) Una noche en el caballo de Troya (1987), Victoriosos vencidos (2016) o Usina de dolor (2018) alcanzan a fundir sus intereses sociales, vinculados a la dura realidad política peruana con la riqueza de un estilo literario heredero de la tradición grecolatina e hispana. Cabe mencionar que hasta en los últimos años el autor se ha mantenido activo de una forma admirable con versos, que tal vez con un estilo más directo –pero siempre amparándose en las antítesis y paradojas –, censa la dramática condición nacional. En uno de sus más recientes poemarios Llover sobre mojado (2021) se lee en un fragmento del poema VII el sentido de pertenencia de un autor que vivió autoexiliado durante mucho tiempo pero que ha explorado la realidad nacional probablemente como pocos en la poesía peruana: “Cuando me olvido de mi patria / es cuanto más la siento / porque está alrededor de mí / en el aire de cada bocacalle”. En uno de sus poemas más célebres, Maiakovski afirmaba que el poeta es un obrero y su importancia no era mayor que la de un proletario cualquiera.  Esa parece ser la intención de muchos poemas del último Cillóniz, que en su intención discursiva –en la que muchas veces intenta cruzar el lindero de lo poético por una propuesta más ensayística– retrata la decadente sociedad peruana y otorga una lección al intelectual miope ante los brutales hechos que padece nuestra alicaída república. Así, Cillóniz parece secundar aquellos versos de Vallejo en España aparta de mí este cáliz “¡Voluntarios, por la vida, por los buenos, matad / a la muerte, matad a los malos!” por su sinceridad carente de retoricismos y tono confrontacional. En el transcurso de la última década, los intentos por revalorar la obra de Cillóniz han dado resultado, esta situación es compatible con una manifiesta revitalización creativa en el poeta. En 2021 se publicó Cillóniz: Valoración y trascendencia, libro que reúne buena parte de los ensayos hechos sobre la lírica del poeta hasta la fecha, entre los que destacan nombres como los de Antonio Melis o Teodosio Fernández. De esta forma, luego de diversos ensayos y algunos artículos científicos de diversos autores peruanos e internacionales dedicados a la obra de Cillóniz, la investigadora española Elena Zurrón emprendió la tarea de crear el primer libro dedicada a la obra de nuestro autor. El interés de Zurrón por la poesía peruana no es reciente, pues su tesis doctoral versó sobre la poesía peruana de los sesenta y dio como resultado la publicación del libro Poetas peruanos de la generación del 60 (2020), antología comentada sobre aquella creativa y peculiar generación en la que expone una particular clasificación. Contemplamos que en este libro inicial sobre la obra de Antonio Cillóniz se brindará una aproximación a extensa, diversa y compleja producción literaria del poeta. Esta debe ser la primera obra de un cuerpo bibliográfico significativo que otorgue trascendencia a una de las obras más estéticamente creativas y comprometidas con el acontecer social de una convulsa posmodernidad, plagada de guerras e injusticias que denuncia la voz del poeta. En la oscuridad que nos traza el horizonte político podemos percibirlo: el Perú no necesita mayor depravación estatal ni políticos homicidas, el Perú necesita más conciencia y humanidad, necesita poetas como Cillóniz. 

 

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